
Una tarde, como otra cualquiera, salió en las noticias que había sido robada la joya más grande del mundo “El Diamante de 500 quilates”. Cuando lo oí me levante del sofá muy rápidamente. Pensé que, como deber de detective, debía acudir.
Así que me puse el uniforme de detective y empecé a buscar pistas. Al cabo de media hora, nada, hasta que fui al lavabo de un área de servicio. Las paredes eran de ladrillo. Estaba muy cansado pero tenía que seguir buscando pistas, me apoyé en la pared de ladrillo y… se abrió un pasadizo secreto.
Había un montón de escaleras, suerte que llevaba linterna porque si no…, cuando llegue abajo del todo, había una sala enorme con un montón de joyas, billetes, monedas e incluso lingotes de oro.
De repente, detrás de mí apareció un señor con pinta de rico, me dijo:
-“¿Qué haces tú aquí?”.
-“¿Eres tú el ladrón del diamante?”- contesté mirándole a los ojos.
-“Si lo soy”- me amenazó.
En ese mismo instante se sacó una pistola del cinturón. Me estaba a punto de disparar… pero apareció un señor que había ido al lavabo, y se encontró con las escaleras. El señor cogió un lingote de oro y dejó inconsciente al ladrón. Gracias a él lo pudimos encerar en la prisión y devolver todo el dinero a quien le perteneciera.
3 comentarios:
Esta muy curraooo (y) mola
Hola, Marc, bienvenido al blog. Has escrito una buena redacción, lástima que no hayas hecho mucho caso del tema, que debía ser un misterio relacionado con un código. Corrige las faltas ortográficas que he señalado. Cuando lo hayas hecho, avísame y te pondré la nota.
Perdone Isabel castro pero yo me llamo adria el que a hecho el cometario se llaama Marc
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