
PERDIDO EN EL DESIERTO
Javier, un joven ejecutivo de 33 años de edad que vive en Alemania, se fue en sus vacaciones de viaje al desierto del Sahara, pero no tiene idea de la aventura que vivirá allí.
En el aeropuerto del Cairo, cogió un autobús hasta el hotel para dejar las maletas, ya era de noche, así que se quedó a dormir hasta el día siguiente. Al día siguiente, cogió un autobús que le llevaba a él y a un grupo de turistas a visitar las pirámides más importantes del Sahara.
Ya de camino, el combustible del autobús se agotó, pero por suerte, a veinte kilómetros de allí hay una pequeña gasolinera donde pararon a repostar y a descansar. Javier, aprovechó para comprar un Kit Kat en la tienda e ir al baño, pues por la cena de la noche tiene problemas intestinales. Cuando consiguió salir del baño, miró al surtidor de gasolina que es donde debería estar el autobús, pero no estaba. El autobús se había ido sin él, posiblemente, habían contado mal los pasajeros, entonces Javier asustado pregunta a Ahmed, empleado de la gasolinera, si les podría llamar pero su viejo y estropeado móvil se había quedado sin batería. Así que decidieron ir con su coche (una vieja tartana de los ochenta), pero se le había reventado una bujía, y no tenían de recambio en la tienda, ¡Ahmed tenía un día negro! estaban desesperados así que decidieron coger comida envasada de la tienda y llevársela en un carrito, por el desierto para intentar llegar a algún poblado de los alrededores en vez de quedarse en la gasolinera. Así que llenan de cosas el carrito de madera que Ahmed suele utilizar para transportar las herramientas de arreglar los vehículos y comienzan a caminar por el desierto, pero es muy cansado, sus pies se hunden en la tierra como si estuvieran caminando sobre mantequilla, su calzado no era apropiado para caminar por las elevadas dunas que alcanzaban hasta los quince metros aproximadamente. Y para colmo las ruedas metálicas del carrito se atascaban y se hundían en la arena, así que deciden llevar en los bolsillos y en una mochilita que llevaba el empleado de la gasolinera lo más esencial para sobrevivir, así que siguen la marcha hasta que a Javier le da un golpe de calor, Ahmed, no sabe qué hacer, nunca había hecho un cursillo de salvamento ni nada por el estilo. Así que decide quedarse con él esperando hasta que alguien les ayude. Mientras tanto, el autobús fue a la gasolinera, pero al ver que no había nadie, llamaron a la policía y a los equipos de rescate a que los buscaran. Al final un beréber de camino a un pozo para beber agua, los ve y decide llevarlos al poblado, Ahí pasan la noche para recuperarse y al día siguiente coger los camellos e ir a la ciudad con Jali, el hombre que los había encontrado.
Al día siguiente, Javier, Ahmed y Jali, salen del poblado hacia la ciudad de Tura. Javier, nunca había montado en camello y Ahmed, solo una vez, con su padre. Así que iban a una marcha muy lenta, así que tras estar todo el día montado sobre el camello, pararon a descansar, al día siguiente, siguieron el camino a Tura y consiguieron llegar para la hora de comer, allí hospitalizaron a Javi i a Ahmed por golpe quemaduras de Sol entre otras cosas y les entregaron una medalla por sobrevivir en el desierto.
Esto nos enseña que en situaciones extremas un mal plan pude llevar a una desgracia.
1 comentario:
Javier, esto más que un relato realista en un establecimiento comercial es un relato de aventuras en toda la regla.
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