jueves, 24 de mayo de 2012

superviviente

Diario de abordo
Los días de servilismo habían finalizado definitivamente para nuestro amigo Víctor. Ahora podía ver que en el transcurso de los acontecimientos de aquel último año, se apreciaba la firma invisible del “universo”. Las sincronicidades, cual constante matemática, habían tenido lugar y Víctor supo verlas y aprovecharlas. Desde su inusual encuentro, un año antes con la abubilla que picó la ventana para llamar su atención, los hechos habían transcurrido enlazados por un invisible, hilo de Ariadna, permitiendo a nuestro amigo encontrar la salida de su particular laberinto incólume. Ahora con las fuerzas renovadas, podía enfrentarse a los nuevos peligros que le acechaban, porque había aprendido a anticiparlos. En su última batalla, pudo vencer a su “adversario”, porque anticipó sus acciones y las contrarrestó sin problemas. No tuvo miedo y eso fue el factor que determinó su victoria.
La recuperación de su libertad había coincidido con el comienzo de aquel año y eso la hacía mucho más apetecible. Renacer, sería la palabra adecuada a la situación actual. De las cenizas de la persona que era antes, para convertirse en un Ser Humano Libre y Soberano. Todo un mundo de posibilidades se abría ante sus ojos, algo que siempre estuvo allí, aunque nublado por la iluSION arcana. Eso no significaba que no le acecharan nuevos peligros, todo lo contrario, sabía que el “adversario” no le daría tregua y lo pondría a prueba tantas veces como fuese necesario, para devolverlo de nuevo al sistema.
Un cansino y lejano ladrido sacó a Víctor de sus cavilaciones. La agradable sensación de los rayos del sol sobre su piel le recordó que estaba “vivo” y dispuesto para la siguiente batalla. Abrió los ojos y contempló complacido, como la naturaleza también luchaba por surgir. Tras el largo invierno, los árboles comenzaban a florecer, la hierba a rebrotar y los Jacintos mostraban sus tallos floridos, en competencia con los amarillos Narcisos que se mecían al compás de la suave brisa primaveral.

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