miércoles, 14 de marzo de 2012

Caperucita


Un día de buena mañana Caperucita se levantó feliz y bajó a desayunar, cuando su madre le dijo si podía ir a casa de su abuela, que se encontraba mal, y llevarle una cestita con un tarro de miel y un pastelito para que no se tuviera que levantar a hacerse el desayuno.

Caperucita dijo que encantada de ir a ver a su abuela y llevarle el desayuno. Caperucita se puso en marcha, cogió la cestita y se fue a casa de su abuela.

Mientras caminaba por el bosque, camino a casa de su abuela, se encontró al lobo que le dijo:

-Hola, Caperucita, ¿te gustaría saber un camino más corto para llegar a casa de tu abuela?
-Claro, encantada-respondió Caperucita.

El lobo le explicó por dónde se tenía que ir, por el camino corto, que en verdad, era más largo que el otro. Y mientras Caperucita iba por el camino largo, el animal iba por el otro camino y así podía llegar antes a casa de la abuela de la niña, y ponerse en el sitio de la abuela y luego, comerse a Caperucita.

El lobo entró en casa de la abuela y la cogió y la metió en un armario que había en la sala de estar. El animal se puso una bata rosa y una peluca gris.

Caperucita, de repente, llamó a la puerta y como no tenía llaves, el lobo haciéndose pasar por la abuela, dijo que saltara por la ventana y, Caperucita saltó, se acercó a la “abuela” y le dijo:

-Hola “abuela” te he traído esta cestita con un bote de mermelada y un pastelito.
-Gracias, Caperucita, no tendrías que haberte molestado - dijo el lobo haciéndose pasar por la abuela.
-¿Abuela cómo es que tienes la nariz tan grande?-dijo la niña.
-Para olerte mejor-respondió el lobo.
-¿Cómo es que tienes las orejas tan grandes?-preguntó Caperucita.
-Para oírte mejor-le contestó el lobo.
-¿Cómo es que tienes los ojos tan grandes?-dijo la niña.
-Para verte mejor.
-¿Cómo es que tienes la boca tan grande?
-¡Para comerte mejor!
Entonces, el lobo se comió a la niña y como estaba cansado, se fue a dormir a un bosque lleno de árboles. De repente un cazador encontró al animal, y como la niña aún estaba viva, se oían sus chillidos.

El cazador le abrió la barriga al lobo y sacó a Caperucita de ahí. Como el lobo estaba tan cansado, no se despertó. El cazador y la niña pusieron unas piedras en la barriga del lobo y lo tiraron al agua. El animal se hundió y se ahogó.

La niña fue a casa de su abuela y la buscó hasta que la encontró en un armario. Desde ese día, la madre dijo que la abuela se tenía que quedar a vivir con ellas por seguridad. Y así, todos vivieron felices y comieron perdices.

1 comentario:

Unknown dijo...

¡Muy buena historia y muy bien escrita!