viernes, 11 de mayo de 2012

Un historia de amor...


María, tenía mucha vergüenza y miedo a la vez. Por poder perder a esa persona, tan especial para ella. Tan solo era una chica joven, de diez y seis años, para ser exactos. Estaba bastante enamorada de un hombre, no tan joven, tenía veinticinco años. Bueno, tampoco es que fuera un hombre mayor, pero, para una chica de dieciséis, creo que si.

Al recibir la noticia de que el hombre tenía que emigrar a otro país, se puso muy triste, y lloró durante tres días. Al cuarto, el hombre, su querido Alfonso tuvo que marchar.

Le acompaño a la estación, se puso unos tacones de charol, junto a unas gafas de Sol, su pulsera dorada y su vestido de Prada.
Alfonso, tuvo que subir al tren, fue muy difícil, pero le dijo:

-Espérame, querida María, recuerda que cada día, cuándo la luz del alba nazca. Espérame en este banco de color azul, como tus ojos y el cielo e incluso el bonito mar.

-Esperaré lo que haga falta, pero también espero que tú, nunca te olvides de mí y de toda la dulzura que tengo dentro.- Le respondió María muy angustiada.
Pasaron tres, cuatro, ocho, trece, diez y seis, e incluso treinta años. La espera fue bastante larga. Pero, ella aún tenía esas falsas esperanzas. Nunca se sabe lo que paso… Pero cuenta la leyenda, de que su espíritu aún sigue en el banco de la estación.

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