EL GRÁN CRIMEN CONTRA SOLIANO SALVATORE

Un día, en una agencia de policías al oeste de Houston, Texas. Hubo una llamada, llamó un hombre diciendo que había oído gritos y había visto gente en la casa del vecino. La policía, mandó a un par de hombres a ver qué pasaba, y se asustaron al darse cuenta de que en una de las salas había el cadáver de un hombre con una americana a rayas negra y blanca con una pequeña barba y entrado en carnes, tenía tres heridas de bala, una en la pierna, otra en el pecho y otra en la espalda.

Informaron rápidamente a sus superiores que no tardaron en traer una ambulancia.

Se lo enviaron a los forenses y descubrieron que su nombre era Soliano Salvatore y era de la mafia napolitana. Estuvieron observando los antecedentes. Había una concentración mafiosa a treinta quilómetros de allí.

Por el ángulo de la bala demostraron que el asesino disparó desde detrás, a la espalda, a continuación, se puso delante de él ya moribundo y le disparó en la pierna y sucesivamente en el pecho. Por detrás, que era por donde le habían atacado primeramente, había una ventana que daba a la casa del vecino, pero él llegó después del incidente y no tenía razones para matarle. Si hubiera sido por la puerta, Soliano se hubiera dado cuenta, así que solo quedaba una opción: por la otra ventana. Seguramente, después cambió el ángulo del cuerpo para eliminar sospechas, se trataba de un profesional.

Por suerte, el hombre tenía cámaras de seguridad ya que al ser un mafioso corría peligro de que lo mataran. Por suerte desde una de las cámaras se podía ver el frontal del coche y detectaron la matricula. El caso ya estaba casi resuelto, buscaron las matrículas de los coches de Texas y descubrieron que era de un tal Florentino Fiofagio. Encontraron su alojamiento en una casa a las afueras de la ciudad y lo detuvieron. El crimen fue difícil, pero todo con esfuerzo se resuelve.