martes, 17 de enero de 2012

DIARIO DE ABORDO


Era un día como cualquier otro, pero solo había una diferencia, era 7 de enero, la última semana que estaríamos a bordo del TÍTANIC.
Yo estaba sentada en una de las sillas de la terraza de mi camarote, cuando vi una gran ballena pasar por el horizonte, me la quedé mirando hasta que su rostro ya no aparecía por ninguna parte. Me quedé sentada en la silla un buen rato hasta que vi que se oscurecía y me pasé hacía mi camarote.
El capitán del barco había preparado para todos los pasajeros fueran pobres o ricos una velada inolvidable.
Eran las 6:00 de la tarde, todavía tenía tiempo así que fui a la sala de juegos del barco donde me esperaba una amiga que había conocido en el barco, su camarote estaba justo 2 a mi derecha, íbamos a todas partes juntas a la piscina (cubierta), a la zona de escalada, hasta a la sala de belleza.
Ya se estaba haciendo tarde así que me fui a cambiar para la velada.
La noche se me pasó volando, nos lo pasamos genial, esa noche fue increíble.

1 comentario:

Unknown dijo...

Claudia, la redacción es correcta. Atenta a la ortografía.