Y su amor se fué, no vuelve,
cada día le espera, espera su regreso como él prometió, llorando sus penas
porque no puede estar con el, y sí, ella confía en su promesa, confía en que su
amor volverá, y cada domingo va a la estación para ver si el día de su regreso
llega, todos los domingos. Al cabo de unos años, se cansó, se dio cuenta de que
la espera era estúpida, que no valia la pena estarse cada domingo esperando
sabiendo que no regresaría, así que se fué, dejó de esperar, esa misma semana
el regresó, pero ella ya no estaba, entonces ahí, él, pensó que tardó mucho en volver y que seguramente ella ya
habría echo su vida con otra persona, pero eso no era así, el no sabía que ella
le había estado esperando semana tras semana, cuando el chico pensó eso decidió
irse, volver por donde había venido, justo ese mismo dia en el que él se volvió
a ir, la chica quiso ir a la estación para ver si ya había vuelto, cuando
llego, vió a su amor subirse otra vez al tren, corrió tras el, para alcanzarlo,
y al fin lo hizo, el tren paró, él bajó, entonces ahí ella se dio cuenta de que
la espera había valido la pena solo para volver a poder estar con su amor
verdadero, se fueron los dos a casa, se contaron lo que tenían que contarse,
pero ahí el chico le dijo a ella : ‘He venido para verte, tengo que volver a
irme’. Ella no quisó imaginarse otros 20 años esperando, así que le dijo que se
fuera, pero que ya no volviera. Y otra vez la misma historia, ella esperando,
el sin volver. Un día, domingo por supuesto, cuando ella estaba en la estación
sentada en un banco, se le paró el corazón, acabó su vida esperando su amor.
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